Estudio: La IA mejora la precisión del diagnóstico de insuficiencia cardíaca al 93 %

Según las estimaciones de la Carga Mundial de Enfermedad para 2019, aproximadamente 64 millones de personas en todo el mundo viven con insuficiencia cardíaca. En Estados Unidos, se proyecta que el número de pacientes aumentará un 46%, alcanzando los 6,2 millones para 2030, con costos anuales de atención médica superiores a los 30 000 millones de dólares, una parte significativa de los cuales se asocia al tratamiento de las exacerbaciones recurrentes. En Europa, se registran anualmente hasta 15 millones de casos y aproximadamente 3 millones de hospitalizaciones.
La IA ya ha demostrado su potencial para transformar la práctica clínica. Los algoritmos entrenados con datos de electrocardiograma y ecocardiografía pueden detectar anomalías cardíacas ocultas, en particular, signos tempranos de disfunción ventricular izquierda, que a menudo preceden al desarrollo de insuficiencia cardíaca. Según la Clínica Mayo, este sistema identifica patologías con gran precisión, coincidiendo prácticamente con el diagnóstico de un cardiólogo, lo que permite diagnosticar antes de que aparezcan los síntomas y acelera significativamente el proceso.
La IA también ayuda a optimizar la terapia al identificar qué pacientes responden mejor a fármacos o tratamientos específicos, como la terapia de resincronización cardíaca y la implantación de dispositivos. Combinadas con sistemas de monitorización remota y sensores portátiles, estas tecnologías proporcionan monitorización continua del paciente, registrando la frecuencia cardíaca, las arritmias, los cambios de peso y otros parámetros.
Los autores señalan que las principales barreras para la adopción generalizada siguen siendo la falta de transparencia en los algoritmos, la falta de confiabilidad de los datos de origen y las diferencias en los enfoques de la certificación de software médico.
Distintos países regulan la IA médica según sus propios modelos legales. La UE cuenta con la Ley de IA, que establece un enfoque basado en el riesgo para la evaluación y supervisión de algoritmos. En EE. UU., el uso de estas tecnologías está regulado por el concepto de Software como Dispositivo Médico (SaMD), desarrollado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). En el Reino Unido, la supervisión la realizan la MHRA y el NICE, que priorizan la investigación basada en la evidencia y la eficacia clínica real de los algoritmos.
Desde abril de 2025, se debate en Rusia un proyecto de ley sobre la Regulación de los Sistemas de Inteligencia Artificial, elaborado por un grupo de abogados y representantes del sector. El documento establece una definición de IA, la introducción de requisitos para el etiquetado y la clasificación de sistemas según su nivel de riesgo, y la certificación obligatoria de las soluciones utilizadas en el ámbito sanitario.
Según los expertos, el desarrollo de la IA y la integración de gemelos cardíacos digitales, que combinan datos de imágenes, sensores y pruebas genéticas, podrían transformar radicalmente el enfoque de la atención al paciente. Creen que la IA está llevando a la cardiología a una nueva etapa, reorientando el enfoque de la medicina del manejo de los síntomas a la prevención de exacerbaciones y a un modelo de atención personalizado. Por lo tanto, el pronóstico de complicaciones y la selección del tratamiento se basarán en el análisis en tiempo real de datos individuales.
Previamente, un equipo de especialistas de universidades de Europa, EE. UU. y Asia presentó el modelo DT-GPT, capaz de crear gemelos digitales de pacientes y predecir la dinámica de su estado. Según los autores, el sistema superó a los algoritmos existentes en precisión y resiliencia ante historiales médicos incompletos, abriendo nuevas posibilidades para el análisis predictivo.
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