Transformación digital: ¿está preparado el sector sanitario? Comentarios de expertos

Hace una década, la transformación digital en medicina era más una visión que un plan real. Hoy, es una necesidad. En un mundo donde los algoritmos analizan radiografías más rápido que los humanos y los datos de los pacientes se transfieren entre sistemas a una velocidad superior a la de los propios humanos, la tecnología ya no es solo una herramienta de apoyo, escribe Joanna Szyman, directora ejecutiva del Grupo Hospitalario NEO, directora ejecutiva del Grupo Centrum CBT y miembro del Consejo Supremo de la Federación Polaca de Hospitales, para politykazdrowotna.com.
La presión sobre la eficiencia, la seguridad de los datos, la disponibilidad de los servicios y las crecientes expectativas de los pacientes exigen que el sector sanitario se mantenga al día con la revolución digital, ya sea un hospital clínico o una clínica de atención primaria en una pequeña ciudad. La transformación ya no consiste simplemente en adquirir un nuevo sistema informático, sino en un cambio profundo en nuestra forma de concebir el tratamiento, la gestión y la construcción de confianza.
Hasta hace poco, las inversiones en TI para la atención médica se consideraban principalmente un gasto, una necesidad derivada de las regulaciones o la necesidad de mejorar los procesos básicos. Hoy en día, su función es completamente diferente. La pandemia de COVID-19 ha concienciado contundentemente a los actores del sector salud de que, sin sistemas de TI eficientes, es difícil hablar de una atención médica eficaz, segura y flexible. Esto representó un gran avance: para muchos hospitales, el primer paso para tratar la tecnología no como una carga, sino como la base de su funcionamiento.
Como resultado de este impulso, muchas organizaciones han visto aumentar no solo el número de proyectos de TI, sino sobre todo su calidad y madurez. Instituciones que antes operaban de forma reactiva han comenzado a implementar estrategias de digitalización a largo plazo.
Según PwC Digital IQ (2023), las organizaciones con un alto nivel de madurez digital implementan hasta el 80 % de sus proyectos de TI según lo previsto, el doble que las organizaciones que no cuentan con una estrategia digital claramente definida. En la práctica, esto se traduce en una mejor preparación para la implementación, mayor flexibilidad en la gestión de cambios y una mejor comunicación entre el departamento de TI y el área clínica.
La tecnología comienza a considerarse una herramienta para mejorar la calidad de la atención, aumentar la disponibilidad de servicios, escalar los modelos de atención y construir una ventaja competitiva, no solo mediante la innovación, sino también mediante la calidad de los datos y la eficiencia operativa. Se está convirtiendo cada vez más en la base de las estrategias modernas de gestión sanitaria, integrando procesos clínicos, administrativos y analíticos. Permite la personalización de la terapia, la detección temprana de amenazas para la salud y un mejor uso de los recursos. Como resultado, el rol del personal médico está cambiando: de ejecutores de procedimientos a coordinadores de una atención integral al paciente con soporte tecnológico.
Una transformación digital eficaz hoy en día requiere no solo buena tecnología, sino también un enfoque maduro: liderazgo, cooperación interdisciplinaria, una cultura organizacional abierta al cambio y la capacidad de gestionar la incertidumbre tecnológica y regulatoria. Porque donde existe cooperación entre especialistas en TI, médicos y directivos, surge el verdadero valor, no solo para el sistema, sino sobre todo para el paciente.
La madurez digital ya no es un privilegio: es una medida de preparación para actuar de manera responsable y eficaz en las realidades de la medicina moderna.
No hace mucho, la inteligencia artificial (IA) se asociaba con un futuro propio de las películas de ciencia ficción. Hoy, en el ámbito sanitario, se ha convertido en una herramienta de la práctica diaria: apoya, pero no reemplaza, a los humanos. La IA está empezando a tener un impacto real en el trabajo de los médicos, la comodidad de los pacientes y la eficiencia de todos los centros médicos.
El uso de la IA en medicina crece a un ritmo impresionante. Su mayor potencial se revela en áreas donde se analizan grandes cantidades de datos.
Por ejemplo, en el diagnóstico por imagen, la IA ya logra resultados comparables a los de especialistas experimentados, ya sea en radiología al detectar cambios cancerosos o en dermatología. Claro que los algoritmos no sustituyen a los médicos, pero son su aliado digital: acortan el tiempo de análisis y, lo que es más importante, señalan anomalías no evidentes.
En patología y hematología, la IA facilita el análisis de portaobjetos microscópicos, identificando automáticamente células cancerosas o clasificando muestras de sangre. En la medicina de precisión —cada vez más popular en oncología—, los algoritmos ayudan a crear tratamientos personalizados, considerando tanto los datos clínicos como los genéticos del paciente.
La inteligencia artificial también desempeña un papel cada vez más importante en el contacto con los pacientes. Los asistentes médicos virtuales, disponibles 24/7, permiten el registro, la evaluación de síntomas o la derivación a consultas. Estas soluciones, si bien no sustituyen el contacto con un médico, alivian la carga de trabajo del personal, aumentan la disponibilidad de la atención y mejoran la experiencia del paciente.
No menos importante es el papel de la IA en el ámbito de la investigación y el desarrollo. Los algoritmos ayudan a analizar conjuntos de datos biológicos, acelerando el proceso de descubrimiento de nuevos fármacos, modelando interacciones moleculares y prediciendo efectos secundarios, lo que reduce significativamente el tiempo y el coste de los estudios preclínicos y aumenta la seguridad de las terapias. En la práctica, esto se traduce en un desarrollo más rápido de terapias que pueden salvar vidas.
La IA también está entrando en los quirófanos: facilita la planificación de procedimientos, analiza imágenes diagnósticas y ayuda a los cirujanos a guiar con precisión el instrumental. Los robots quirúrgicos se apoyan cada vez más en algoritmos que aumentan la eficacia de las intervenciones.
El papel de la IA en la rehabilitación y los cuidados a largo plazo tampoco puede ignorarse: desde robots que apoyan la terapia de movimiento hasta sistemas que monitorizan la salud de los pacientes en casa. Estas soluciones cobran especial importancia en el contexto de una sociedad en proceso de envejecimiento y la creciente demanda de atención continua y remota.
A pesar de este desarrollo dinámico, la tecnología de inteligencia artificial en medicina sigue desempeñando un papel fundamental. Es una herramienta que requiere la competencia de los médicos, la conciencia de sus limitaciones y la responsabilidad. Las decisiones diagnósticas y terapéuticas clave siguen estando en manos de los humanos: la IA puede indicar posibles escenarios, pero es el médico quien toma la decisión final, teniendo en cuenta el contexto clínico, las necesidades individuales del paciente y la ética profesional. Por lo tanto, la integración de la IA en la práctica médica debe ir acompañada de una formación adecuada del personal, la transparencia de los algoritmos y la monitorización continua de su eficacia y seguridad.
No hace mucho, la computación en la nube era solo una forma para que muchas instituciones médicas redujeran sus costos de TI. Hoy, su rol está cambiando: de ser un simple soporte de infraestructura, se está convirtiendo en una plataforma para implementar innovaciones, automatización, inteligencia artificial y nuevos modelos operativos. Gracias a su flexibilidad, escalabilidad y entornos listos para usar para probar soluciones, la nube permite una implementación más rápida de servicios digitales, incluso en un sector altamente regulado como el de la salud. Hasta el 75% de las empresas afirman que la nube les permite probar e implementar nuevos servicios con mayor rapidez (Flexera, 2024), y el gasto global en estas tecnologías superará los 679 000 millones de dólares en 2025 (Gartner). Esto es una clara señal: las organizaciones que consideran la nube como la base de la innovación están construyendo una verdadera ventaja competitiva.
Por otro lado, el desarrollo tecnológico también implica un aumento de las amenazas. La ciberseguridad ya no es dominio exclusivo de los administradores; hoy en día es un pilar fundamental de la estrategia de todo centro médico. El creciente número de ciberataques, amenazas relacionadas con ransomware, manipulación de IA o fugas de datos exige que las organizaciones mejoren constantemente su nivel de seguridad, tanto técnica como de procedimientos y educativa. La Agencia de la Unión Europea para la Ciberseguridad (ENISA) advierte que el 62 % de las organizaciones en Europa han sufrido al menos un incidente en el último año. Para el sector sanitario, que opera con datos especialmente sensibles, esto supone un riesgo real.
En este contexto, la nube también se convierte en una respuesta a los desafíos de seguridad. Migrar servicios a entornos de nube certificados permite utilizar los estándares de protección de datos más recientes, a menudo mucho más avanzados que los disponibles localmente. Además, esta estrategia puede ser más rentable, especialmente para instalaciones más pequeñas que no pueden mantener un alto nivel de seguridad por sí solas.
El factor humano en la revolución digital
Otro elemento esencial de la transformación digital es la localización de datos. En tiempos de creciente incertidumbre geopolítica y regulatoria, la confianza en dónde y cómo se procesan los datos de los pacientes cobra tanta importancia como la propia tecnología.
Pero incluso la mejor tecnología no basta si no hay suficientes personas capaces de implementarla y utilizarla. El mayor obstáculo para la transformación digital hoy en día no es la disponibilidad de herramientas, sino las competencias. Existe una escasez no solo de especialistas en TI, sino también de los llamados "traductores digitales": personas capaces de conectar el mundo de la tecnología con la medicina, las finanzas y las operaciones. En Polonia, este problema es especialmente visible: la proporción de especialistas en TI en la estructura laboral es de tan solo el 3,5 %, en comparación con la media de la UE del 4,7 % (OCDE, 2023).
Al mismo tiempo, la financiación sigue siendo un reto, especialmente en el sector público, donde las inversiones tecnológicas suelen dar paso al gasto en infraestructura física. A pesar de los fondos disponibles de la UE y los impulsos derivados de la pandemia, no existe un enfoque a largo plazo para la digitalización. Además, las regulaciones legales restrictivas, y a veces obsoletas, desalientan la implementación de soluciones innovadoras, como la IA o la cirugía robótica.
Un buen ejemplo de superación de estas barreras es la historia del Hospital NEO, que no solo creó un equipo y competencias en torno a nueva tecnología, sino que también demostró que las innovaciones, si se gestionan bien, producen resultados tangibles: mejores resultados de tratamiento, hospitalizaciones más cortas y mayor satisfacción del paciente.
En la práctica, no existe una única barrera dominante. Para algunas organizaciones, el problema clave es la falta de especialistas; para otras, las limitaciones presupuestarias; y otras, la ambigüedad de las regulaciones. El éxito requiere gestionar las tres dimensiones simultáneamente. La transformación digital en la atención médica no se limita a las salas de servidores y los laboratorios; es un proceso que involucra a organizaciones enteras y redefine la forma de pensar sobre lo que es una atención médica moderna, eficaz y segura.
La medicina digital del futuro: este es el presente
La transformación digital en la atención médica es un proceso que está ocurriendo aquí y ahora. Desde algoritmos que respaldan el diagnóstico, pasando por plataformas en la nube que impulsan la innovación, hasta nuevos modelos organizacionales que redefinen la accesibilidad, la seguridad y la calidad de la atención, las tecnologías digitales se están convirtiendo en un elemento inseparable del sistema de salud.
La medicina digital no será eficaz sin personas que la lideren. Tampoco lo será sin organizaciones que construyan una cultura de apertura a la innovación, capacidad de adaptación continua y la valentía de transformar los viejos modelos de operación. En definitiva, no es la tecnología en sí la que establece las nuevas reglas del juego en la medicina, sino quienes pueden comprenderla y usarla con sabiduría.
Por eso, la transformación digital hoy en día no es solo un desafío tecnológico. Es, ante todo, un desafío de liderazgo, organizacional y social.
Actualizado: 06/10/2025 18:05
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