Obesidad, infertilidad, asma: el plástico es un peligro para la salud infantil.

La exposición a las sustancias químicas presentes en el plástico durante la infancia representa una amenaza para la salud que puede tener consecuencias a largo plazo en la edad adulta. Esta es la conclusión de un amplio estudio publicado en The Lancet Child & Adolescent Health por un grupo de expertos de la Universidad de Nueva York y otras instituciones científicas internacionales. El estudio analizó cientos de estudios publicados en los últimos años y halló evidencia convincente de que la exposición temprana a estos disruptores endocrinos puede ser un factor de riesgo para enfermedades crónicas como la obesidad, el asma y la infertilidad.
Ingredientes peligrososEl estudio revisa la literatura científica sobre los posibles efectos de las sustancias plásticas en la salud humana. Sirve como recordatorio de la urgencia del problema, tan solo unas semanas después del fracaso de las negociaciones para un Tratado Global sobre la Contaminación Plástica, que se vieron frustradas en Ginebra en agosto debido a la oposición de los principales países productores de petróleo.
La revisión se centró en tres clases de sustancias químicas: ftalatos, bisfenoles y PFAS, aditivos utilizados para hacer que los objetos de plástico sean más flexibles, resistentes y antiadherentes. Estos aditivos han sido acusados reiteradamente en el pasado de promover la inflamación, alterar el sistema endocrino humano y, por lo tanto, causar diversos problemas de salud.
Los efectos sobre la saludLa investigación revisada en el estudio publicado en The Lancet involucró a miles de participantes, incluyendo mujeres embarazadas, bebés y niños. Indica claramente los daños a largo plazo de la exposición a los tres tipos de sustancias químicas durante el desarrollo fetal y la primera infancia: aumento de enfermedades cardiovasculares, enfermedades metabólicas como la obesidad, problemas de infertilidad y enfermedades respiratorias crónicas como el asma. Por lo tanto, los resultados confirman no solo la toxicidad aguda de estas sustancias para el cuerpo en desarrollo, sino también sus consecuencias a largo plazo para la salud.
La investigación también ilustra la creciente preocupación de la comunidad científica sobre los posibles efectos nocivos de los microplásticos. Los fragmentos microscópicos resultantes de la degradación de materiales plásticos pueden entrar en nuestro cuerpo de diversas maneras (al respirar, comer o beber alimentos contaminados) y transportar otras sustancias químicas nocivas que pueden causar inflamación tisular y, por lo tanto, promover la aparición de enfermedades crónicas.
Causas y solucionesRespecto al mecanismo por el cual los ftalatos, bisfenoles y PFAS causan daño al cuerpo humano, las investigaciones apuntan a su capacidad de actuar como disruptores endocrinos, sustancias que interfieren con la actividad normal de las hormonas. Esta alteración hormonal, a su vez, durante una etapa tan delicada como el desarrollo fetal y los primeros años de vida, tiene efectos nocivos sobre el metabolismo, el sistema inmunitario y el sistema reproductivo, y puede comprometer el desarrollo neurológico.
En cuanto a la solución del problema, los autores del estudio proponen un enfoque multifacético. Es evidente que se necesitarán regulaciones internacionales más estrictas para regular el uso de sustancias nocivas y minimizar el riesgo de exposición, especialmente en los más pequeños. Sin embargo, incluso pequeñas decisiones individuales pueden marcar la diferencia: los científicos instan a los padres a minimizar el uso de objetos de plástico durante la primera infancia. Esto aplica especialmente a recipientes, vasos, cubiertos y otros artículos de uso alimentario, que, al calentarse o lavarse en el lavavajillas, pueden liberar cualquier sustancia química nociva que puedan contener. Se deben utilizar alternativas de metal o vidrio siempre que sea posible.
repubblica