¿Sufre de reflujo? La Clínica Mayo advierte que lejos de ser una enfermedad inofensiva, puede muy dolorosa y derivar en cáncer
La Clínica Mayo advierte que el reflujo gástrico no tratado puede causar lesiones graves en el esófago e incluso derivar en cáncer. En Colombia, donde el 15 % de la población padece esta enfermedad, nuevos tratamientos como Tegoprazan buscan ofrecer un control más rápido y sostenido del ácido, frente a las limitaciones de las terapias tradicionales.
Muchas personas, ya sea por costumbre o porque le restan importancia, ignoran el ardor que sube desde el estómago hasta la garganta. A veces lo atribuyen al estrés, a una cena pesada o al exceso de café. Sin embargo, según la Clínica Mayo, detrás de esa molestia persistente puede esconderse una enfermedad silenciosa que si no se trata a tiempo, deja secuelas graves: la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
Según el primer Consenso Latinoamericano sobre esta condición, realizado en 2022, el 15% de los colombianos padece reflujo. Se trata de un trastorno que ocurre cuando el contenido del estómago regresa al esófago debido al mal funcionamiento del esfínter esofágico inferior, una especie de válvula que debería evitar ese retorno. Cuando falla, el ácido irrita la mucosa del esófago y genera síntomas como ardor, regurgitación, tos nocturna o dificultad para tragar.
Una enfermedad aparentemente inofensiva, pero que puede complicarse
El reflujo prolongado puede provocar úlceras y esofagitis. Foto:iStock
Aunque al principio parece una molestia leve, el reflujo constante puede provocar esofagitis, úlceras, esófago de Barrett e incluso cáncer de esófago, según advierte la Clínica Mayo. En los casos más severos, el ácido puede causar sangrados, cicatrices que estrechan el esófago o afectar los dientes por la erosión del esmalte. También se han documentado problemas respiratorios derivados del paso del ácido hacia los pulmones.
A pesar de sus consecuencias, solo cuatro de cada diez pacientes consultan al médico, lo que significa que una gran parte de quienes padecen reflujo convive con el dolor y el malestar sin diagnóstico ni tratamiento adecuado.
Los límites de un tratamiento tradicional
Foto:iStock
Durante años, el manejo del reflujo se ha basado en los inhibidores de la bomba de protones (IBP), medicamentos que reducen la producción de ácido. Aunque suelen ser efectivos, no siempre se sostienen en el tiempo. Muchos pacientes dicen que el alivio tarda en llegar o que los síntomas regresan antes de la siguiente dosis.
A esto se suma una particularidad genética que afecta, preciso, a los colombianos. Más del 80 % de la población pertenece al grupo de “metabolizadores rápidos”, es decir, que su cuerpo procesa los fármacos tan rápido que estos pierden efecto más fácil. “Por eso es común escuchar que el medicamento ‘no hace nada’”, explica el doctor Pablo David López, cirujano y gerente médico de Carnot para Latinoamérica.
Nuevas alternativas terapéuticasAnte ese panorama, la innovación farmacológica ha dado un paso adelante con Tegoprazan (Ki-CAB®), un nuevo tipo de inhibidor del ácido gástrico que actúa de manera más rápida y estable. Según estudios clínicos, empieza a hacer efecto en 30 minutos y mantiene su acción durante 24 horas, incluyendo el control del ácido nocturno, uno de los síntomas más molestos para los pacientes.
“Particularmente en casos de esofagitis grados C y D, Tegoprazan mostró niveles de cicatrización muy superiores a los tratamientos tradicionales”, señala López. Además, su eficacia no depende de la genética del paciente, lo que garantiza una acción constante sin importar la velocidad del metabolismo.
¿Qué debe hacer si tiene síntomas frecuentemente?
Uno de los cambios más importantes que debe dar, es en el estilo de vida. Evitar comidas muy grasosas o picantes, reducir el consumo de alcohol, café y tabaco, y cenar al menos dos horas antes de dormir son medidas básicas para prevenir el reflujo. Dormir con el torso ligeramente elevado y mantener un peso saludable también puede marcar la diferencia.
Sin embargo, cuando los síntomas persisten pese a estos hábitos, acudir al especialista es indispensable. El diagnóstico temprano permite evitar daños irreversibles y encontrar el tratamiento más adecuado.
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