El método escandinavo que usan en el norte de Europa para dormir como un bebé

Una buena noche de sueño puede marcar la diferencia entre un día ‘bueno’ y uno ‘malo’. Dormir mal o no dormir lo suficiente tiene consecuencias, hace que estemos más cansados a lo largo del día, que todo nos cueste un poco más y sea más complicado concentrarse. Males que pueden llegar a ser molestos cuando sucede un día, pero que si se convierten en algo habitual pueden llegar a ser un problema de salud. En España, más de cuatro millones de personas padecen algún tipo de trastorno del sueño crónico y grave, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Son muchos los consejos, trucos y tips que pueden seguirse para conseguir dormir mejor o de manera más profunda, para evitar dar vueltas en la cama sin poder dormir o no tener que levantarse varias veces por la noche porque nos despertamos, por desgracia, no siempre son efectivos, porque no todos los problemas de sueño dependen de uno mismo. Hay algunas personas que no pueden descansar como merecen porque comparten cama y eso añade algunos problemas extra a la hora de tener un sueño reparador. No todos los problemas tienen solución, pero siguiendo el método escandinavo algunos de ellos pueden quedarse como meras anécdotas.
El método escandinavo para dormir como un bebé
Hay muchos motivos que impiden que alguien descanse bien por la noche y se multiplican cuando se comparte cama con otra persona. No es sencillo encontrar el equilibrio que consiga que las dos personas se sientan confortables y a gusto, y a menudo el resultado es que ninguna de las dos lo está. El método escandinavo propone una forma para ponerle fin al problema que supone compartir cama con alguien que es un poco más caluroso o friolero.
Es una práctica muy común en países como Suecia, Noruega y Dinamarca y lo que hacen es tener dos edredones diferentes en la misma cama, de esta forma cada uno selecciona aquel que más le interesa. Quien es más caluroso puede optar por cubrirse con menos capas o colchas más finas sin que eso haga sentir incómodo a su compañero de cama.
Con este sistema, cada miembro de la pareja puede controlar mejor su temperatura durante la noche, lo que reduce notablemente la cantidad de problemas que eso provoca, incluyendo discusiones recurrentes sobre si hace demasiado frío o demasiado calor. Mejora también la libertad de movimientos de cada uno, reduciendo la posibilidad de molestarse al moverse en la cama (nadie le quitará la manta al otro).
Este arreglo no es perfecto, tiene ciertos inconvenientes como el hecho de necesitar una mayor cantidad de ropa de cama, tampoco evita otro tipo de obstáculos para dormir, como los ronquidos del otro o los problemas propios que no se solucionan regulando la temperatura, pero puede ser una buena manera de atajar la cuestión de la temperatura al dormir sin tener que renunciar a dormir en pareja.
Los problemas del sueño más habituales
Más allá de los problemas para encontrar la temperatura que nos ayude a sentirnos confortables a la hora de irnos a dormir, hay otros trastornos que pueden impedirnos conciliar el sueño. Algunos de los más habituales son el insomnio, la apnea del sueño o el síndrome de las piernas inquietas, pero también están los trastornos del ritmo circadiano, que dificultan quedarse dormido y despertarse cuando corresponde, la hipersomnia, un trastorno que incluye la narcolepsia y que impide mantenerse despierto durante el día, o la parasomnia, que es una conducta inusual como hablar, caminar o comer al quedarse dormido. En muchas ocasiones es necesaria la ayuda profesional para poder descansar en condiciones.
ReferenciasNational Library of Medicine. (s. f.-u). Problemas del sueño. https://medlineplus.gov/spanish/sleepdisorders.html
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