Los daños de las luces nocturnas son infinitos.

Ya sea que se trate de niños con miedo a la oscuridad o adultos que prefieren dormir con poca luz, una luz nocturna se ha convertido en algo casi esencial en muchos hogares. Sin embargo, según los expertos, este hábito no es tan inocente como creemos. Las investigaciones demuestran que dejar las luces encendidas durante el sueño altera los ritmos biológicos del cerebro e incluso podría estar relacionado con el aumento de peso, la depresión y las enfermedades cardiovasculares.
EL CUERPO OLVIDA LA NOCHELos expertos en sueño afirman que el cuerpo humano está programado para descansar en la oscuridad. «Dormir con la luz encendida envía una señal al cerebro de que aún es de día. Esto, a su vez, inhibe la secreción de la hormona melatonina. La melatonina fortalece el sistema inmunitario y rejuvenece el cuerpo. Cuando la luz permanece encendida, el cuerpo se salta este proceso», resumen.
Los estudios demuestran que existe una relación directa entre la disminución de la producción de melatonina y el envejecimiento prematuro, el aumento del estrés y el debilitamiento del sistema inmunológico.
Afecta el ritmo cardíaco.Un estudio realizado en EE. UU. reveló que las personas que dormían con poca luz durante la noche experimentaban alteraciones del ritmo cardíaco y de los niveles de azúcar en sangre. Los sujetos expuestos a la luz durante el sueño presentaban frecuencias cardíacas más altas y menor sensibilidad a la insulina al despertarse por la mañana. Los expertos afirman que esto podría predisponerlos a enfermedades cardiovasculares a largo plazo.
También es perjudicial para los niñosLas luces nocturnas de colores, que se usan frecuentemente en las habitaciones de los niños, también son peligrosas. Los neurólogos enfatizan que la luz azul y blanca, en particular, afecta negativamente el desarrollo infantil: «Dejar la luz encendida mientras los niños duermen mantiene sus ondas cerebrales más cercanas a las de la vigilia. Esto puede provocar fatiga matutina, déficit de atención y dificultades de aprendizaje».
Los expertos recomiendan utilizar luces de baja intensidad en tonos rojos o ámbar si en las habitaciones de los niños no es posible crear un ambiente completamente oscuro.
Los oftalmólogos señalan que el uso prolongado de luces nocturnas puede aumentar la fatiga retiniana. El cristalino se vuelve más sensible a la luz, especialmente con la edad. La sequedad ocular, el escozor y la visión borrosa matutina son más comunes en personas que duermen con frecuencia en condiciones de poca luz.
4 sugerencias de oro de los expertosDormir en completa oscuridad: Dormir sin luz regula el reloj biológico.
-Preste atención a la selección de cortinas: si las luces de la calle ingresan a la habitación, utilice persianas enrollables gruesas.
-Evita las lámparas de luz azul: El tipo de luz más dañino son las de tonos azules.
-Utilice un temporizador si es necesario: En las habitaciones de los niños, elija sistemas que apaguen automáticamente las luces 15-20 minutos después de que se duerman.
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