Roberta Carbonari expone los peligros de las dietas en redes sociales y cuestiona la 'dictadura de la delgadez'

Roberta Carbonari, nutricionista y figura destacada en el tratamiento de los trastornos alimentarios, autora de más de 16 capítulos de libros, es reconocida por su firmeza y sensibilidad al abordar las conductas alimentarias. Miembro del Centro de Trastornos Alimentarios de Australia, coordinadora y profesora de posgrado, le preocupa el auge del discurso simplista sobre salud en las redes sociales, especialmente cuando se centra en la pérdida de peso.
"¿Alguna vez has visto un curso que diga: 'Ven y baja tu presión arterial en tres semanas'? No. Pero para bajar de peso... hay muchísimos. Y lo peor: para quienes tienen obesidad, esto no es un tratamiento. Es arriesgado", dice Roberta en una entrevista con el podcast IstoÉ Saúde Entrevista , publicado este viernes 8.
El público más vulnerable y menos protegidoAl analizar investigaciones nacionales e internacionales, Roberta se topó con datos alarmantes: entre el 76 % y el 98 % del público al que llega cierto contenido nutricional en redes sociales son niños y adolescentes de entre 9 y 17 años. «Es precisamente el público más vulnerable, que carece de la capacidad crítica para filtrar lo que ve, quien recibe mensajes potencialmente dañinos sobre su cuerpo y su nutrición».
Los estudios demuestran que la exposición a contenido sobre el cuerpo y el rendimiento está directamente relacionada con una mayor insatisfacción corporal y conductas alimentarias disfuncionales, especialmente entre las chicas. «El problema es que no se dan cuenta de esta conexión con la salud mental. Sienten el impacto, pero no relacionan la insatisfacción corporal con las enfermedades psicológicas», explica.
Peligro disfrazado de incentivoMensajes aparentemente motivadores, como "Entrené, me pagan", pueden tener una connotación tóxica: la idea de que comer solo está permitido si uno se lo merece mediante el ejercicio o la restricción. "Para quienes ya experimentan insatisfacción corporal, esto refuerza prácticas compensatorias peligrosas", advierte.
Roberta también critica el llamado “nutricionismo” —la reducción de la alimentación a cálculos de calorías, macro y micro— que ignora las dimensiones culturales y emocionales del acto de comer.
Obesidad: no es pereza, es una guerra metabólicaLejos de ser simplemente "cállate y haz ejercicio", la obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial. Los cambios hormonales, metabólicos e incluso del vaciamiento gástrico afectan directamente el apetito y la saciedad. "No se trata solo de resistir el hambre. Es una guerra fisiológica y metabólica. Simplificar la situación empeora la situación de quienes ya la padecen a diario".
Nos recuerda que el tratamiento es continuo y multidisciplinario, y que los "retos de 30 días" son ineficaces y peligrosos. "No hay límite de tiempo para tratar la obesidad. Como cualquier enfermedad crónica, si se interrumpe el tratamiento, regresa".
El peso del estigmaAdemás de las barreras físicas, las personas con obesidad se enfrentan a prejuicios. «Si toman medicación, dicen que no fue su culpa. Como si volverse obeso fuera una elección. Es reduccionista y cruel».
Roberta recuerda el caso de una paciente que perdió 40 kilos en cuatro años de seguimiento multidisciplinar y empezó a tener más energía, menos dolores y una relación saludable con la comida, pero que fue atacada en redes sociales por “no estar todavía lo suficientemente delgada”.
Un llamado a la responsabilidadPara Roberta, es fundamental regular urgentemente los cursos y los retos para bajar de peso. «Prometer resultados es poco ético porque no controlamos el resultado. Lo que cambia la vida de las personas no es solo el peso en la báscula, sino la relación que construyen con su cuerpo y con la comida».
IstoÉ