La dermatoscopia salva vidas. En verano, protege tu piel de la radiación UV.

En verano, exponemos nuestra piel al sol con más frecuencia. Sin embargo, conviene recordar que la radiación UV aumenta el riesgo de cáncer de piel, y una de las principales medidas preventivas es la dermatoscopia: un examen rápido e indoloro de los lunares. La Dra. Bogumiła Medyńska, dermatóloga del Centro Médico Scanmed de Breslavia, explica en qué consiste y quién debería realizarla.
En verano, solemos pasar más tiempo al sol, pero la radiación UV no solo se trata del bronceado. También supone una amenaza real para la salud de la piel. Los cánceres de piel, incluido el melanoma, pueden desarrollarse en lunares aparentemente inofensivos. Por eso es tan importante la prevención, y una parte fundamental de ella es la dermatoscopia, un examen especializado de las lesiones cutáneas.
«La dermatoscopia es uno de los métodos diagnósticos básicos en dermatología. Permite distinguir las lesiones benignas de aquellas que pueden requerir un diagnóstico más profundo o una extirpación quirúrgica», explica la Dra. Bogumiła Medyńska, dermatóloga del Centro Médico Scanmed de Breslavia.
La dermatoscopia es un procedimiento no invasivo e indoloro. El médico coloca sobre la piel un dispositivo especial, un dermatoscopio, similar a una lupa, que permite evaluar el color, la forma y la estructura de la lesión con un aumento de 10x. La lente se recubre previamente con un aceite especial para visualizar mejor las capas más profundas de la piel sin reflejar la luz.
El resultado del examen se evalúa según la escala TDS (Total Dermatoscopic Score): en base a esto, el médico decide si un cambio determinado es sospechoso y requiere un diagnóstico adicional o cirugía.
La dermatoscopia se recomienda para todos, pero debe ser realizada regularmente por personas del grupo de alto riesgo, es decir:
de piel clara,
con numerosas marcas de nacimiento,
después de una quemadura solar en el pasado,
Tener seres queridos con cáncer de piel.
Cualquier lesión que cambie repentinamente de color o forma, comience a picar, sangrar o agrandarse, debe consultarse con un dermatólogo, señala la Dra. Medyńska.
La frecuencia recomendada es una vez cada 12 meses para personas sin factores de riesgo y cada 3 a 6 meses para pacientes con mayor riesgo.
En verano, la piel es especialmente vulnerable a la radiación solar, que no solo acelera el envejecimiento, sino que también daña el ADN celular y puede provocar el desarrollo de cáncer de piel. La protección solar es crucial, y no solo en la playa.
"En días soleados, recomiendo evitar salir al exterior durante las horas de máxima exposición solar, que son entre las 11:00 y las 16:00. Es fundamental usar protector solar con FPS 50+, que protege contra las radiaciones UVA y UVB", recuerda la dermatóloga.
Los protectores solares deben aplicarse cada 2 o 3 horas, así como después de cada baño, incluso en días nublados, porque la radiación UV llega a través de las nubes.
Las lesiones cutáneas pueden pasar desapercibidas durante mucho tiempo, por lo que es importante vigilar su cuerpo y no ignorar ningún cambio alarmante. Las dermatoscopias regulares son un procedimiento sencillo que puede ser crucial para su salud. Una piel sana no es solo cuestión de estética, sino, sobre todo, de seguridad.
Durante los meses de verano, conviene estar especialmente atento y no posponer la visita al dermatólogo. La prevención es la forma más eficaz de combatir el cáncer de piel, y empieza por examinar detenidamente los lunares.
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