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Un gen que convierte las bacterias en superbacterias se extiende por hospitales y granjas

Un gen que convierte las bacterias en superbacterias se extiende por hospitales y granjas
El microbiólogo Bruno González Zorn, en su laboratorio de la Universidad Complutense de Madrid.
El microbiólogo Bruno González Zorn, en su laboratorio de la Universidad Complutense de Madrid.Jaime Villanueva

Un equipo de científicos hizo un descubrimiento alarmante en la orina de un paciente en un hospital de Japón en 2003: una cepa de bacterias Escherichia coli con un gen hasta entonces desconocido que hacía que el microbio fuera resistente a un grupo entero de antibióticos. Los investigadores japoneses denominaron npmA a este inquietante fragmento de material genético que convertía al microorganismo en una superbacteria inmune a los aminoglucósidos, una familia de fármacos que incluye algunos muy conocidos, como la estreptomicina y la gentamicina. El microbiólogo Bruno González Zorn explica que desde entonces el npmA se convirtió en “un fantasma” que se expandía en silencio. Su equipo ha analizado dos millones de genomas de bacterias y ha detectado que una variante del gen, npmA2, se ha diseminado por hospitales y granjas y ha llegado a al menos seis países. Esta adaptación bacteriana, sumada a otras, puede hacer que algunas infecciones sean “prácticamente incurables”, advierte González Zorn.

La aparición de microbios resistentes a todos los medicamentos es “una de las amenazas más urgentes” a las que se enfrenta la humanidad, según alertaron los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la sede de Naciones Unidas en Nueva York el 9 de septiembre de 2024. Hace poco más de un lustro, la Organización Mundial de la Salud documentó 1,3 millones de muertes directamente atribuibles a las bacterias resistentes. Uno de cada cinco fallecidos eran niños menores de cinco años. El gen npmA2 es una nueva arma que puede saltar de microbio en microbio.

“Hemos detectado el inicio de la diseminación mundial”, explica González Zorn, catedrático de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Su equipo ha identificado el gen en Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, Australia, China y Francia, principalmente en la bacteria Clostridioides difficile, responsable de diarreas que pueden ser letales en pacientes debilitados. “Normalmente, los mecanismos de resistencia no confieren resistencia a toda una familia de antibióticos. No hay un mecanismo de resistencia a todas las penicilinas o a todas las tetraciclinas, pero este mecanismo sí que da resistencia a toda la familia de aminoglucósidos”, expone González Zorn, asesor de la Organización Mundial de la Salud.

Su estudio ha analizado los genomas de la base de datos internacional AllTheBacteria. Los resultados muestran que la presencia del gen todavía es “infrecuente”, con un centenar de detecciones en bacterias Clostridioides difficile, el 0,34% de las examinadas. El gen también se ha encontrado en un hospital holandés en un brote de Enterococcus faecium, un microbio que puede provocar infecciones letales en pacientes hospitalizados. En el trabajo, publicado este jueves en la revista especializada Nature Communications, han colaborado científicos de siete instituciones, como el francés Instituto Pasteur y la británica Universidad de Cambridge.

“Tenemos que actuar ya para detectar el gen de forma temprana”, opina González Zorn. “Muchas veces detectamos genes nuevos cuando ya han aparecido en muchísimas unidades de cuidados intensivos en muchos países y ya es tarde. Sin embargo, esta vez hemos visto que se está diseminando de forma silente y que no está en España. Es un muy buen momento para desarrollar herramientas para detectarlo y evitar que se disemine. O al menos poder encontrarlo de forma temprana para aislar a los pacientes y saber contra qué estamos luchando”, añade el microbiólogo. “Si lo hubiésemos detectado en 20 o 30 UCI españolas habría sido un desastre, ya sería tarde. Lo bueno es que estamos a tiempo para luchar contra ello, pero tenemos que actuar ya”.

Rafael Cantón, jefe de Microbiología del hospital madrileño Ramón y Cajal, conoce muy bien el peligro de las superbacterias. Empezó a trabajar en 1988, cuando las pruebas de laboratorio indicaban que los microbios eran susceptibles a una gran variedad de antibióticos. Desde entonces, el uso abusivo de los fármacos ha favorecido que aparezcan cepas resistentes, incluso a todos los medicamentos disponibles. “Los aminoglucósidos son antibióticos que se utilizan mucho en combinación con otros, como en el tratamiento de la tuberculosis o para bacterias que producen neumonías asociadas a ventilación mecánica en hospitales. Me preocupa [la diseminación mundial del gen npmA2], porque seguimos perdiendo grupos de familias de antibióticos”, lamenta Cantón.

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